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Los grandes destinos de sol y playa de España ahogado por tercera ola de contagios…

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El turismo español atraviesa la mayor crisis de su historia, con caídas superiores al 75% en la llegada de viajeros extranjeros y en el gasto. Esto deja cicatrices por todo el territorio, en las empresas y en el empleo. Las hoteleras están entre las más afectadas, y tratan de capear el temporal como pueden. Para recuperar su actividad tras el confinamiento bajaron precios y dejaron cerrados un 40% de los hoteles de media comparado con 2019, según el INE. Pese a ello, la ocupación ha sido escasa, de alrededor del 25%.

La caída de una industria que representaba más del 12% del PIB y que el año pasado supuso poco más del 4% tiene un impacto directo sobre el empleo. La capacidad tractora del sector es notable, tanto en tiempos de bonanza como de crisis. Según la estadística del número de ocupados por rama de actividad del INE, de los 623.000 empleos que se destruyeron en 2020, casi 400.000 correspondían a la hostelería. Si se pone el foco en “servicios de alojamiento”, la pérdida fue de 127.700 puestos. “El año ha sido un quiero y no puedo”, resume Jorge Marichal, presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat).

Pese a todo, los hoteleros se agarran a un clavo ardiendo para aguantar. Entre las esperanzas: la llegada de la vacuna y las ganas de viajar que perciben. Aunque el panorama sigue plagado de nubarrones: aumentan los contagios de coronavirus, cada vez se retoman restricciones más duras a la movilidad, el proceso de vacunación avanza a trompicones y, además, llegan mensajes que ponen en duda el próximo verano.

Como ejemplo, el ministro de vacunaciones del Reino Unido, Nadhim Zahawi: “Es demasiado pronto para que siquiera especulemos sobre el verano”, aseguró. Al mismo tiempo, Horst Seehofer, ministro de Interior alemán, dejó entrever que el Gobierno germano estudia reducir “casi a cero” los vuelos internacionales para cortar la entrada de nuevas variantes del coronavirus. Si continúa esta tendencia, la debacle del sector amenaza con llegar al próximo verano, lo que sería el segundo año consecutivo en el que el turismo español se queda sin su temporada alta. Un embate demasiado duro que no todos podrán soportar. Por ello insisten: o llegan ayudas directas o habrá miles de cierres. Raúl González, consejero delegado de Barceló Hotel Group para EMEA, destaca la alta incertidumbre con la que trabajan. “Hay hoteles que han abierto y a los tres días han tenido que cerrar porque cambian las restricciones. No se puede planificar”. Portavoces de Meliá y NH coinciden en que la recuperación del turismo internacional no se atisbará hasta, al menos, el tercer trimestre.

Sol y playa
Los grandes destinos de sol y playa de España, aquellos que dependen más de la llegada de viajeros extranjeros, sufren por encima de la media la crisis del coronavirus. Especialmente las regiones insulares —Canarias y Baleares—, en las que el peso del turismo supera el tercio del PIB autonómico. En Canarias, que ahora debería estar en su temporada alta, los hoteleros han vuelto a echar el cierre, pese a contar con unas temperaturas superiores a los 24 grados.

Con la tercera ola de los contagios creciendo por toda Europa, el peor de los escenarios contemplados se ha hecho realidad. Apenas el 36% de las camas turísticas en Tenerife están abiertas y las ocupaciones no alcanzan el 20%. En Gran Canaria la cosa no va mejor. “Se están cerrando muchos establecimientos y, lo que es peor, las ocupaciones apenas están en el 10%”, explica José María Mañaricúa, presidente de la patronal hotelera de la provincia de Las Palmas (FEHT).

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