La reciente escalada de violencia en Oriente Medio entre Israel y grupos milicianos palestinos, incluyendo a Hamás y la Yihad Islámica Palestina, ha generado preocupación global y tensiones geopolíticas. La ofensiva, iniciada el 7 de octubre, ha impactado significativamente la región y ha aumentado la incertidumbre en los mercados internacionales, especialmente en el ámbito del comercio y las materias primas como el petróleo.
El foco principal de los intensos conflictos ha sido la Franja de Gaza, donde cerca de 1.9 millones de personas han sido desplazadas, enfrentando condiciones precarias en refugios con falta de saneamiento adecuado, lo que ha provocado un aumento de enfermedades, según informes de las Naciones Unidas.
A mediados de este mes, la situación en Gaza se agravó con dos tercios de los 36 hospitales y más del 70% de los centros de atención primaria fuera de servicio, según datos de la ONU. La Asamblea General de la ONU aprobó una resolución solicitando un «alto el fuego humanitario inmediato», considerando que más de 2.2 millones de personas están «al borde del colapso».
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, ha indicado que la guerra contra Hamás requerirá tiempo debido a la compleja infraestructura terrorista de la organización. A pesar de las conversaciones entre líderes, la situación sigue siendo volátil, planteando desafíos significativos en términos humanitarios y geopolíticos.
