Teófilo Abreu
Guy Philipe, un reconocido delincuente, golpista, traficante de drogas y enemigo jurado de República Dominicana, ha sentenciado que está dispuesto a hacer cuantos canales sean necesarios para el bien de su país.
Philipe, excomandante policial en Cabo Haitiano, y quien cobró notoriedad cuando encabezó la trama golpista que destronó el régimen del presidente Jean Bertrand Aristide en el 2004, hizo la advertencia luego de llegar deportado de Estados Unidos, donde cumplió condena por tráfico de drogas y lavado de activos.
Aunque se sabe que este delincuente, quien fue candidato a senador y aspirante la Presidencia de Haití, busca agenciarse el favor de sus compatriotas, no es menos cierto que esta proclama se inscribe dentro del sentimiento de odio hacia los dominicanos.
Y no contra cualquier ciudadano común, ya que fue uno de los que encabezaron el atentado que sufrió en el 2005 el entonces presidente de República Dominicana, Leonel Fernández y una comitiva, en medio de una protesta antidominicana, durante una visita a Haití.
No obstante ese odio a los dominicanos, en los años 90s Philippe se refugió en República Dominicana durante el gobierno de Hipólito Mejía, lurgo de ser acusado de participar en una tentativa de golpe de Estado contra el presidente René Preval.
Su estadía en territorio dominicano concluyó en febrero de 2004 cuando volvió a Haití para encabezar el golpe de Estado contra Jean Bertrand Aristide.
Esto significa que se trata de un elemento sumamente peligroso y, cuyo retorno a Haití ha generado preocupación entre sus propios compatriotas, que han sido estremecidos por las acciones de las bandas terroristas, que han causado ya numerosas muertes y sembrado la intranquilidad.
“Podemos construir cuantos canales entendamos necesarios”, proclamó Philipe, al tiempo de asegurar que el 2024 será un año en el que se “restablecerá el respeto en su país y habrá una revolución para el pueblo”.
Ahora bien, habría que preguntarse si esos canales a los que se refiere se harían a partir del río Masacre, donde ya los haitianos han abierto una gran zanja, que llaman canal, y que ha profundizado las diferencias entre los dos países.
¿Qué actitud asumirían las autoridades dominicanas, en caso de que los haitianos intenten abrir otro canal u otros canales desde el río masacre?
¿Se quedarán de brazos cruzados, como ha ocurrido tras la apertura de esta primera zanja, pese a las amenazas y advertencias, que finalmente no dejaron de ser “buche y pluma no más”?