Teófilo Abreu Director Portada Nacional
Finalmente, todo parece indicar que se enciende una luz al final del camino, y que entre los gobiernos de Haití y República Dominicana podría aflorar la llama de la inteligencia, para llegar a un acuerdo que ponga fin al diferendo en torno al canal que construye el vecino país en el río Dajabón o Masacre.
En esa virtud, ambos gobiernos han acordado realizar un estudio, con el apoyo de una organización internacional calificada, seleccionada de común acuerdo, para determinar la realidad hidrológica, ambiental y social de la cuenca del Masacre, a pesar de que la construcción del canal de Pittobert se encuentra actualmente en su fase final.
Mediante un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores, que informó sobre la reanudación de las conversaciones sobre el diferendo, se dio a conocer que ambas partes compartieron sus puntos de vista sobre el tema y exploraron diversas opciones para llegar a una solución justa, equitativa y razonable, de acuerdo con lo estipulado en el Tratado de Paz, Amistad Perpetua y Arbitraje, del 20 de febrero de 1929 y el derecho internacional que rige dicha materia.
De acuerdo al comunicado, el encuentro se desarrolló los días 9 y 10 del presente mes en Washington, D. C. en la sede la Organización de Estados Americanos (OEA), con la participación de ambas delegaciones, encabezadas por los ministros de Relaciones Exteriores de los dos países, Roberto Álvarez, dominicano, y Jean Víctor Généus, haitiano.
Esto significa que finalmente las autoridades dominicanas y haitianas se han convencido de que es el diálogo el camino expedito para encontrar una solución al conflicto que en los últimos meses ha agravado las relaciones entre ambos países,
Significa, además, que el expresidente Leonel Fernández tenía toda la razón, al plantear que la solución al conflicto surgido a raíz del inicio de la construcción del canal sólo podría encontrarse mediante el diálogo, y sugirió que se buscara la mediación de la OEA, para garantizar una discusión razonable entre dos países que están obligados a entenderse de manera civilizada.
El planteamiento de Fernández llegó a desatar una oleada de críticas y acusaciones, entre funcionarios del Gobierno, dirigentes de la llamada “sociedad civil” y de sectores ultranacionalistas, que llegaron a acusarlo de enemigo de la República Dominicana y de colocarse del lado de los intereses haitianos.
Incluso, tras el anuncio de la Cancillería sobre esta la apertura de nueva etapa en torno al conflicto, se han escuchado voces de los llamados “ultranacionalistas” decir que el Gobierno se ha dejado engañar, y que el inicio de este estudio sólo favorece a los haitianos.
En aquella ocasión, Fernández criticaba la decisión del presidente Luis Abinader, de ordenar el cierre de la frontera, suspender el otorgamiento de visados a los haitianos, cerrar las operaciones comerciales entre ambos países, así como un reforzamiento inusitado de la seguridad militar en la zona fronteriza, mediante el envío del miles de tropas y armamentos pesados nunca antes visto, como si el país se preparara para una guerra contra un país que ni siquiera dispone de un ejército..
Contrario a lo que esperaba conseguir el Gobierno, la construcción del canal continuó con mayor fuerza y en un abierto desafío a las autoridades dominicanas, al extremo que se estima haber alcanzado alrededor de un 80 por ciento, mientras que el sector del comercio que vive del intercambio con los haitianos llegó a niveles prácticamente de quiebra.
Es de esperarse que esas discusiones que, según las autoridades dominicanas, se efectuaron de manera constructiva, continuarán en esa tónica, aunque de momento no se informó en qué fecha continuaran las discusiones.
Lo más importante es que ya parece haberse abierto la posibilidad de una solución al conflicto mediante el diálogo, y que las autoridades de ambas naciones, contrario a las voces que han azuzado un enfrentamiento armado, han optado por una vía civilizada, como naciones vecinas.