Teófilo Abreu
La Procuraduría General de la República es la principal responsable de las parábolas instaladas en el penal de La Victoria, que permitieron a los presos cometer crímenes atroces y estafas, que ni siquiera son investigados.
Y decimos que es la responsable, porque es la Procuraduría la administradora de todos los recintos penitenciarios y, bajo su custodia descansan todos los actos que ocurren en esos lugares, donde se supone están encerradas las personas privadas de libertad.
Entonces, es una vergüenza que en un lugar como ese, encima del techo se hayan instalado 12 parábolas y 6 repetidores de señal de internet, a través de los cuales los presos vivían como príncipes, dirigiendo cuantos crímenes se les ocurriera, sin que las autoridades responsables de ese recinto ni la Policía Nacional se dieran cuenta.
Pero no es sólo una irresponsabilidad de las autoridades, sino también sospechoso que hasta la fecha no haya nadie preso ni, que se sepa, ninguna persona investigada al respecto.
Hay que señalar que estos dispositivos no fueron llevados por familiares o amigos de los presos, que son “encuerados” y obligados a enseñar hasta “los féferes” más íntimos, cuando acuden a visitarlos.
Pero no estamos hablando instrumentos rústicos hechos en patios por algún antisocial, sino parábolas y repetidoras fabricadas por una empresa tan prestigiosa como la fabricante de los vehículos Tesla, y cuyo precio es estimado el 600 euros cada una.
Y habría que preguntarse ¿quién contrató la compra e instalación de esos equipos? ¿Cómo fueron introducidos a La Victoria, sin que nadie se diera cuenta? ¿Qué rangos o autoridad tienen los responsables de esta vergüenza? Y otras preguntas cuya respuesta está en manos de las autoridades.