Teófilo Abreu
Hablamos del doctor Ariel Henry, un eminente médico neurocirujano, quien hace ya un mes vio vencer el tiempo en que ocupó legalmente el cargo de primer ministro haitiano, pero se ha aferrado al cargo, con todos los vientos en su contra.
Y en este momento, en que podría estar prestando un eficiente servicio en algún hospital de su convulsionado país, luego de renunciar al cargo, le sorprende el infortunio de estar anclado en Puerto Rico, sin posibilidad de regresar a salvo al lado de los suyos.
Henry retornaba de Nairobi, donde asistió a la firma de un acuerdo bilateral solicitado por los tribunales de Kenia, para permitir el despliegue de unos 1,000 policías kenianos que liderarían la misión multinacional autorizada por la ONU para hacer frente a la crisis se seguridad en Haití.
Pero su intento por retornar a Haití se ve impedido por las bandas que tomaron el aeropuerto, exigiéndole su renuncia, bajo la amenaza de desatar una guerra civil y provocar un genocidio.
Ante esa situación, tanto a petición suya como de Estados Unidos, Henry intentó hacer lo que fue definido como una escala indefinida en República Dominicana, lo que de inmediato le fue negado por las autoridades dominicanas.
La decisión del Gobierno Dominicano, que ha sido criticada por algunos sectores haitianos, ha sido aplaudida por una gran mayoría de los dominicanos, que entienden se actuó correcta y responsablemente.
Ciertamente, el Gobierno Dominicano se salió de manera inteligente “debajo de una patana”, al no ceder a la presión del Norte, que al parecer ha decidido retirarle su apoyo al premier haitiano “y echarle el muerto a los dominicanos.
En este momento la crisis haitiana se ha tornado insostenible, más grave aún luego de la incursión de las bandas en dos cárceles de ese país, haciendo salir alrededor de 3,600 reclusos, muchos de los cuales se teme que puedan penetrar a territorio dominicano.
Mientras, la suerte del doctor Ariel Henry, que aspiraba a auspiciar unas elecciones para agosto del próximo año, parece indefinida, y todo parece indicar que le espera el exilio involuntario o jugarse la vida ante las bandas haitianas.