Definitivamente, “este es un país muy especial”, donde las autoridades se empeñan cada día en demostrar que son una mentira

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Teófilo Abreu

Ciertamente República Dominicana es un país muy especial, pero no al estilo concebido por el humorista Cuquín Victoria, y basta observar lo que ocurre cada Semana Santa.

Todas las playas y balnearios del país están abiertos de manera permanente durante todo el año, pero sólo al iniciarse la Semana Santa, a las autoridades se les ocurre disponer la clausura de gran parte de estos espacios, porque representan un peligro para las personas.

Igualmente ocurre con los motociclistas. Frecuentemente observamos cuatro, cinco y hasta más personas encima de una moto, y en ocasiones con un colchón, un cilindro de gas u otro paquete de gran tamaño; pero sólo en esta Semana Santa las autoridades disponen que no permitirán más de dos personas en esos vehículos de dos ruedas.

Por igual, durante todo el año son muchas las personas que acuden a las playas a bañarse y tomar el sol; pero sólo en este período escuchamos a médicos dermatólogos y otros especialistas del Ministerio de Salud Pública advertir que exponerse al sol por varias horas representa un serio peligro para la salud, por cuanto podrían sufrir graves quemaduras y hasta cáncer de piel.

Pero  en este país, unos de los problemas más graves y preocupantes lo constituyen los accidentes de  tránsito, que causan miles de muertes y lesiones permanentes todos los años, así como la delincuencia, que incluye  atracos,  asaltos y robo a la propiedad privada y hasta víctimas mortales.

A diario escuchamos a personas residentes en diferentes sectores, tanto de la ciudad capital como de comunidades del interior, reclamar a las autoridades disponer patrullaje policial para frenar esas acciones, pero aparentemente ni caso les hacen, y cada día aumentan los crímenes y los actos delictivos de diferente índole, como si las autoridades no existieran.

Pero ocurre que en este período de Semana Santa, las autoridades disponen un despliegue de miles y miles de agentes policiales  en calles, avenidas y carreteras, para evitar, tanto accidentes de tránsito como acciones delictivas.

Es decir que estamos ante “un país muy especial”, con unas autoridades que son de mentira. 

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