República Dominicana, agosto de 2024 – Los primeros años de vida de un niño son cruciales para el crecimiento y desarrollo, estableciendo las bases para habilidades sociales, emocionales y de aprendizaje. Un diagnóstico de cáncer y su tratamiento pueden interrumpir este entorno seguro y rutinario, causando angustia, afectando el comportamiento y retrasando o revirtiendo temporalmente los logros del desarrollo. Emily McTate, Ph.D., psicóloga pediátrica de Mayo Clinic especializada en oncología, ofrece recomendaciones sobre cómo apoyar proactivamente el desarrollo infantil durante el tratamiento del cáncer y ayudar a los niños a prosperar y reducir su angustia.
El cáncer y su tratamiento pueden afectar el desarrollo de un niño, independientemente de su edad, con impactos variables según la etapa de desarrollo. Tratamientos como radioterapia y quimioterapia pueden tener efectos a largo plazo en la memoria, el aprendizaje, la concentración y la resolución de problemas. Según la Dra. McTate, los niños pequeños pueden sentir estrés y confusión debido a las exigencias del tratamiento, limitando su autonomía y capacidad para desarrollar confianza y habilidades. Cambios en el comportamiento, el sueño y el estado de ánimo son comunes, y los niños mayores pueden expresar sus sentimientos verbalmente.
Colaborar con psicólogos pediátricos, especialistas en apoyo infantil y trabajadores sociales es crucial para preparar a los padres y manejar posibles alteraciones en el desarrollo antes y durante el tratamiento. Mayo Clinic incorpora reuniones con psicólogos pediátricos para evaluaciones y orientación, ayudando a entender el desarrollo y temperamento del niño. Informar adecuadamente a los niños sobre su tratamiento puede ayudarles a enfrentar la incertidumbre y confiar en sus cuidadores.
Mantener rutinas y consistencia durante el tratamiento es fundamental para crear una sensación de normalidad. La Dra. McTate enfatiza la importancia de mantener expectativas y disciplina regulares para evitar la pérdida de habilidades de desarrollo. Además, fomentar interacciones sociales con compañeros es vital para los niños en edad escolar y adolescentes, ayudando en su transición de vuelta a la vida diaria. Ofrecer oportunidades seguras para conectar socialmente, ya sea a través de mensajes de texto, redes sociales o videollamadas, es esencial, especialmente para niños inmunocomprometidos.
Los niños pueden experimentar diversas emociones difíciles durante el tratamiento del cáncer. La Dra. McTate sugiere que el afrontamiento activo, que incluye expresar sentimientos y participar en terapias como la terapia cognitivo-conductual y biofeedback, puede mejorar el bienestar emocional. Preparar a los niños para procedimientos y posibles dolores también ayuda a reducir el miedo. A pesar de las preocupaciones, la Dra. McTate enfatiza que los cambios en el comportamiento y otros desafíos suelen ser temporales y que la mayoría de los niños volverán a su trayectoria de desarrollo.