Teófilo Abreu
En medio de las discusiones y cuestionamientos sobre la pertinencia o no de una reforma constitucional, como ha planteado el presidente Luis Abinader, asusta y huele a una amenaza de dictadura la advertencia del presidente de la Cámara de Diputados, Alfredo Pacheco, de que se aplicará mano dura contra los legisladores del Partido Revolucionario Moderno (PRM), que no apoyen esa iniciativa.
La discusión en torno a este controvertido proyecto prácticamente ha dividido el país entre los que apoyan una reforma constitucional y los que entienden que esto no sería ninguna necesidad en este momento, toda vez que este país adolece de problemas realmente graves, que ameritan la atención de las autoridades.
Tan pronto inició su segundo mandato, el presidente Abinader se reunió con la alta dirigencia de su partido, así como con los miembros de las bancadas de esa organización en el Senado de la República y la Cámara de Diputados, alegadamente con el fin de orientarlos en torno a los alcances de este proyecto, lo que algunos sectores han considerado como “para bajarles líneas.
Según Pacheco, el PRM buscará el consenso con sus legisladores que estén opuestos a algunos puntos del proyecto y, luego de lograr los acuerdos, impondrá «una disciplina rígida» contra los que se desvíen de la línea partidaria.
Como se sabe, el PRM cuenta con una mayoría aplastante en ambas cámaras, lo que de antemano le garantizaría la aprobación, sin mayores dificultades, de este proyecto, pero no todos los legisladores están de acuerdo con todo lo que se ha planteado, ni ven la necesidad de unificar las elecciones municipales con las presidenciales y congresuales.
Ya algunos de esos congresistas han expresado su desacuerdo con la reducción de 190 a 137 el número de diputaciones, toda vez que “enfilarían cuchillos contra su propia garganta”
Pero diferentes representantes de partidos de oposición han insistido en que esta reforma es innecesaria, principalmente en lo referente a los famosos “candados a la reelección” después de dos períodos, lo que está plasmado en la Constitución del año 2010.
Pero, además, consideran sin sentido la reducción del número de diputaciones y la unificación de las elecciones, con el alegado propósito de reducir gastos, toda vez que desde las esferas oficiales el derroche y dispendio de recursos a nadie parece importar.
Algunos sectores sociales, aunque no entienden realmente el contenido de ese proyecto, han expresado estar de acuerdo, sólo para entrar en la ola y caer en gracia ante el presidente de la República.
De todos modos, es pertinente recordar algo que advirtió el propio Pacheco al referirse a la mayoría del PRM, “Hoy somos mayoría, pero mañana podríamos ser minoría”.