Teófilo Abreu
Ya estamos convencidos de que los gobiernos, todos, son una fábrica de mentiras, comenzando por quien ejerza como Presidente hasta terminar por el último funcionario, en orden de categoría.
Pero esas mentiras comienzan desde antes de llegar al Poder. Mienten con la cantidad de promesas que hacen en la campaña electoral. Mienten luego para inventar toda clase de escusas, para tratar de justificar su incumplimiento, y vuelven a mentir en un próximo período, para repetir las mismas promesas.
Este caso no escapa al Gobierno Dominicano. No hay un solo día en que tengamos que escuchar nuevas mentiras, así como miles de mentiras más para cubrir la incompetencia de algunos funcionarios, o simplemente la forma de burlarse de quienes confiaron en sus promesas.
El problema de los apagones, que cada día parecen un interminable dolor de cabeza, con cinco, ocho, diez y hasta 15 horas diarias en algunos casos, es el más patético ejemplo del tormento que padece esta población.
Y diríamos que “eso es cambio”, para citar una expresión muy manoseada por funcionarios del Gobierno, porque se trata de un problema que hasta hacía cuatro años creíamos haber solucionado, o por lo menos aliviado en gran medida, luego de largos años de tormentos.
Todos recordamos al famoso Julio Sauri, quien dirigió la Corporación Dominicana de Electricidad (CDE), durante los 12 años del fenecido presidente Joaquín Balaguer, y quien se hizo célebre por cuento de las chichiguas, que alegadamente se enganchaban en los cables y causaban los apagones.
Los apagones habían pasado a ser cosas del pasado al final de la pasada administración gubernamental, lo que fue robustecido con la construcción y puesta en operación de la generadora de electricidad Punta Catalina, ya que los apagones, si no habían desaparecido por completo, habían dejado de ser un dolor de cabeza.
En los actuales momentos la generación de energía supera con creces la demanda de la población, lo que haría injustificable que se estuvieran produciendo tantos apagones.
El Gobierno ha atribuido estos apagones a un exceso en la demanda; pero ya el presidente del Consejo Unificado de las Empresas Distribuidoras de Electricidad (CUED), Celso Marranzini, ha sido claro en señalar el real propósito de las autoridades, como es el traspasar al sector privado la administración de las Edes, que han sido señaladas como responsables por las pérdidas en el cobro de energía.
Y una vez más será la población pobre, que es la que realmente paga este servicio, cada día más caro y deficiente, el que tendrá que pagar los platos rotos, mientras que los sectores poderosos, que siempre han sido subsidiados, seguirán siendo beneficiados.
Así de sencillo.
