AHÍ HABITA EL MISMÍSIMO DIOS.

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POR CÉSAR DALMASÍ

La provincia de Santa Cruz de el Seibo, constituida por dos municipios el Seibo su capital o municipio cabecera y el municipio de Miches, así como sus cinco distritos municipales conformados por Pedro Sánchez, San Francisco de Vicentillo, Santa Lucía, el Cedro y la Gina, demarcación ésta que tiene un extraordinario potencial turístico, ganadero, lechera y agrícola.

Con más de un 55% de su tierra dedicada al cultivo de la caña de azúcar, alrededor de un 20% usada para el cultivo de cacao, pero además allí se cultiva café, coco y en menor cuantía palma y arroz, con lo cual aporta riqueza significativa al PIB de la República Dominicana; esto sin mencionar su riqueza histórica, cultural y su diversidad gastronómica que hacen de el Seibo un verdadero paraíso digno de visitar para disfrutar de sus encantos naturales y de la acogida de su gente.

Y es que desde los balnearios la Piedra Redonda, el de Arroyo Tabaco, la Represa los Rosa en el Cuey, también el famoso balneario del kilómetro siete en Pedro Sánchez, los Dieguillos en las Cuchillas y el de Buena Noche (balneario que disfruté tanto en mi niñez y juventud y al que añoro poder regresar), recuerdo cómo saboreaba aquella caña unida al jugo de la naranja de babor y al ritmo de un chapuzón tras otro sentía que la vida era infinita, cuando la frescura del agua del río Soco se deslizaba sobre mi piel aunque enrojecida también agradecida por el contraste del sol y el agua.

Oh Dios, cómo se deleitaba mi alma al ver, sentir y vivir la majestuosidad de aquella zona edénica, al tiempo de inhalar el olor a la hierba fresca y al escuchar la “música” que regalaba a mis oídos el sonido que emitía la chorrera que inmutable y eterna se movía y aún se mueve entre meandros y aquel único vergel; con sus coloridas mariposas que te hacían enloquecer al  unir todo ese paraíso con el sonido y canto del Sinsonte o Ruiseñor y del Petigre, así como ver el ondulante volar de nuestra ave nacional la Cigua Palmera, al igual que observar el colorido plumaje del Barrancolí y del Chicuí confundidos en su policromía con la del entorno; todo esto hace del Balneario Buena Noche en el Río Soco un verdadero paraíso.

El Seibo solo en su municipio cabecera, muestra singulares y espectaculares encantos naturales con una prístina belleza que enamora a los dioses, especialmente en donde se besan y se acarician los Ríos Soco y Seibo envolviendo a todo el municipio y sus pobladores en un éxtasis que impertérritos son testigos de las bondades y maravillas que brinda el Seibo a quienes le visitan.

Por eso te invito al seibo, para que disfrutes de la ambrosía de las deidades al tomar su champagne Seibano y al degustar el sabor del Dulce de Tula en donde para mis años mozos iba a comer del dulce que se quedaba pegado en el caldero y que hoy se vende y es conocido como dulce de concón; pero no solo eso, el Seibo te brinda mucho más, guarapo de caña, catibía, su piña  Pan de Azúcar, su China Juan Basilio y su Limón Dulce, que combinado con el fruto del arbusto de Arraiján te llevan al mismo cielo.

Definitivamente que el Seibo es el destino obligado para el turista que busca belleza, encanto, naturaleza viva, agua, ríos, montañas, playas con un mar lleno de azules y cálidas aguas, pero también para el que gusta de la historia y la cultura; en el Seibo hay para complacer a todos los gustos, con su gente alegre que te regala ese magnífico sabor a pueblo especialmente cuando logras paladear cualquier plato de su rica culinaria elaborado al coco.

Allí te esperan también las maravillosas y exuberantes Playas, como  Playa Esmeralda, Playa Arriba, Playa el Limón, Playa Punta Hicaco, así como la Playa Carlyle Cove y si hablamos de ríos y lagunas tenemos que destacar la Laguna Limón, el río la Gina y otros más, pero también te puedes elevar al mismo éter si visitas Montaña Redonda desde donde podrás ver todo el valle de la zona y respirar el aire más puro y natural.

Pero para quienes buscan ese encuentro con lo espiritual y con lo más profundo del ser, allí está con su construcción al estilo victoriano y siempre abierta, la Basílica de la Santísima Cruz que en su interior alberga en su altar mayor una cruz adornada con preciosas joyas, siendo la más sobresaliente la astilla que se encuentra incrustada en su centro, la cual fue extraída del mismo madero en forma de cruz en donde murió Jesús el redentor del mundo y también allí te espera cual símbolo de libertad, de fe y de amor, la Cruz de Asomante.

El Seibo, tierra bendita y de libertad, en donde habita el mismo Dios representado en la exuberancia de su vergel y en las primitivas afluentes de tórridas aguas que esperan por ti para regalarte un abrazo encantador con su tibieza; oh, Seibo de mi adoración, tu  pureza enamora y lo quimérico y virtuoso de tus encantos embriagan el alma, impregnando en tus visitantes el deseo de quedarse en tu interior para siempre.

El Seibo es definitivamente gloria, tierra de poetas, cantores y trovadores, artistas que con sus versos y composiciones te remueven las fibras más profundas dejándote impávido y trémulo de infinitas emociones.

Eso es el Seibo y me quedé muy corto.-

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