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Míchigan, 16 oct (EFE).- Kamala Harris y Donald Trump centraron sus esfuerzos electorales en Míchigan, un estado clave para las elecciones presidenciales del 5 de noviembre, dirigiéndose a los trabajadores con enfoques contrastantes sobre la industria y los sindicatos.
Harris, candidata demócrata, destacó la importancia de los sindicatos para garantizar «justicia básica» y «dignidad» a los trabajadores, prometiendo reequipar fábricas y crear empleos bien remunerados sin requerir títulos universitarios. Además, se comprometió a revisar los empleos federales para eliminar requisitos innecesarios de educación superior y desafiar al sector privado a hacer lo mismo.
Por su parte, Trump, quien busca su regreso a la Casa Blanca, defendió la imposición de «aranceles gigantescos» para evitar que las empresas fabriquen automóviles en el extranjero, con un enfoque particular en México. Trump prometió traer de vuelta la industria automotriz a Estados Unidos, destacando que los aranceles serían una medida clave para revitalizar la manufactura nacional.
Ambos candidatos también abordaron la cuestión de la edad como un tema de campaña. Harris cuestionó la capacidad de Trump para desempeñar el cargo más exigente del mundo debido a su supuesta falta de energía, mientras que Trump la calificó de «perdedora», criticando su capacidad para liderar.
El electorado musulmán, que tiene una fuerte presencia en Míchigan, también será clave en las elecciones. Aunque tradicionalmente votan por los demócratas, el apoyo de la Casa Blanca a las acciones militares israelíes ha generado descontento entre algunos votantes, lo que ha llevado a ciertos grupos a considerar apoyar a candidatos independientes.
La ayuda de la ex primera dama Michelle Obama será clave para la campaña de Harris en su intento por atraer a los votantes de Míchigan en la recta final de la campaña.