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El pueblo dominicano, junto con los sectores productivos del país, incluyendo empresarios, ganaderos, porcicultores, médicos, motoconchistas y agricultores, se unieron en un solo clamor a la espera de una decisión patriótica que, finalmente, fue tomada por el presidente Luis Abinader. La frase «el pueblo lo pone y el pueblo lo quita» resuena con fuerza, especialmente en momentos como este, cuando la ciudadanía exige ser escuchada y respetada en las decisiones gubernamentales.
La postura del presidente Abinader ha sido clara y firme: escuchar al pueblo. En medio de acusaciones de la oposición que señalan que no dialogó con los ciudadanos, hay que reconocer el valor y la valentía del mandatario. En su acción, Abinader puso en juego la posición de su partido, su figura como gobernante, y la tranquilidad tanto de sus allegados como de él mismo. Sin embargo, lo que ha quedado claro es su compromiso con la democracia, al manejar con responsabilidad el diálogo desde el Palacio Nacional.
El presidente, quien también es empresario, ha demostrado que no solo trabaja por el bienestar de su país, sino que también se asegura de que las voces de todos los sectores, desde los más humildes hasta los más ricos, sean escuchadas. A través de su decisión, no solo ganó el pueblo, sino que se fortaleció la democracia en la República Dominicana.
Este acontecimiento es un recordatorio de que, con la ayuda de Dios, nuestro país sigue adelante, y es fundamental que los futuros gobernantes sigan escuchando las necesidades del pueblo. ¡Que viva la República Dominicana!
— Portada Nacional, Richard Cabrera