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Teófilo Abreu
No hay que ser abogado ni tener el más mínimo conocimiento de leyes para darse cuenta que la figura del “procurador general independiente”, planteada insistentemente por el presidente Luis Abinader, nunca tuvo ni tiene sentido lógico.
Y ya está contenido en la nueva Constitución de la República, exactamente como propuso el presidente Abinader en el proyecto de Reforma Constitucional, la Constitución de Abinader.
Según lo que planteaba el mandatario, el procurador general de la República ya no sería designado mediante decreto por el presidente de la República, sino mediante una terna (tres personas) sometidas al Consejo Nacional de la Magistratura.
Pero resulta que esa terna tendría que ser sometida únicamente por el presidente de la República, lo que significa que el procurador, sea cual sea, será alguien que sometió el Presidente. Es decir que el mandatario escogería a quien quería de procurador.
Es exactamente lo mismo que ocurrió cuando el presidente Abinader designó por decreto a la doctora Miriam Germán Brito en el cargo de procuradora.
Lo único que se podía considerar como independiente en este caso es el hecho que a esta honorable magistrada no se le conocía vinculación con ningún partido político.
Y los “honorables” congresistas lo aprobaron exactamente como fue sometido por el Poder Ejecutivo. A ninguno se le ocurrió plantear de manera responsable que eso era exactamente lo mismo que si se hubiera designado por decreto, y sólo los legisladores y dirigentes del partido de gobierno entienden que es lo correcto.
No hay duda alguna de que se trata de un tigueraje del Presidente y no un «procurador general independiente»