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Ciudad de México, 9 de noviembre de 2024 — En la bulliciosa Plaza Garibaldi, el joven Martín Urieta mostró un poema a su amigo y cantante de rancheras, Humberto Cabañas, sin imaginar el impacto que tendría en la música mexicana. A Cabañas le encantó el poema y comenzó a recitarlo mientras interpretaba «De qué manera te olvido» de Federico Méndez. Un día, ambos fueron invitados a una reunión con músicos y representantes, en donde sus vidas tomarían un giro inesperado.
Durante la reunión, Cabañas, que soñaba con firmar con el sello de Vicente Fernández, se acercó a Méndez, quien era director artístico de Fernández, y le pidió que asistiera a su show. Con emoción, le recitó el poema de Urieta:
«Hablando de mujeres y traiciones
Se fueron consumiendo las botellas
Pidieron que cantara mis canciones
Y yo canté unas dos en contra de ellas»
El poema cautivó a Méndez, quien preguntó sobre su autor. Al saber que era de Martín Urieta, le pidió que lo visitara con la composición musical lista para presentarla a Vicente Fernández.
A partir de esa conversación surgió «Mujeres Divinas,» uno de los temas más emblemáticos de Fernández, que se convirtió en un “trancazo” y en pieza fundamental de su repertorio. Según Vicente Fernández Abarca, hijo del legendario cantante, «Mujeres Divinas» ocupó un lugar especial en el corazón de Fernández, quien la interpretaba en cada presentación, consolidándola como un himno de la música ranchera.
Urieta, ahora con 81 años y una trayectoria de cinco décadas, recuerda esta historia como el inicio de una relación artística que le brindaría numerosas satisfacciones y lo conectaría profundamente con la cultura musical mexicana.