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El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha anunciado la creación de una nueva condecoración, la «Victoria de Ayacucho», que será otorgada a 21 funcionarios chavistas recientemente sancionados por Estados Unidos. Estas sanciones son parte de las acusaciones de «represión» y el intento de «robar» las elecciones presidenciales de julio, donde Maduro fue declarado ganador en un resultado que la principal coalición opositora considera fraudulento.
Durante un acto transmitido por el canal estatal VTV, Maduro expresó su intención de honrar a quienes han sido «agredidos» por las sanciones impuestas por Washington. Según el mandatario, estas sanciones están dirigidas a un grupo de «eminentes hombres», incluyendo «líderes militares», que él considera «excelentes profesionales».
Maduro descalificó las sanciones, sugiriendo que, si no fuera un asunto serio, podría considerarlas «risibles». Además, el canciller Yván Gil emitió un comunicado rechazando enérgicamente las «medidas coercitivas unilaterales» de EE.UU., reafirmando que Venezuela «jamás podrá ser doblegada».
Estas sanciones surgen después de que la administración del presidente Joe Biden reconociera al candidato opositor, Edmundo González Urrutia, como el «presidente electo» de Venezuela. Entre los sancionados se encuentran varios altos funcionarios, incluyendo al ministro de Despacho de la Presidencia, Aníbal Coronado, y al ministro de Comunicación, Freddy Ñáñez, así como altos mandos de la Guardia Nacional y la Policía Nacional Bolivariana, acusados de reprimir violentamente manifestaciones pacíficas.
Como resultado de las sanciones, todas las propiedades de los sancionados en EE.UU. quedan bloqueadas, y se prohíbe cualquier transacción financiera con ellos. Hasta ahora, el Tesoro estadounidense ha sancionado a 150 venezolanos y a numerosas entidades por «acciones antidemocráticas».