Getting your Trinity Audio player ready...
|
El domingo 8 de diciembre marcó el fin del régimen de Bashar Al Assad, quien gobernó Siria durante tres décadas. Las fuerzas rebeldes islamistas derrocaron al dictador, obligándolo a huir hacia Rusia en su avión presidencial. Sin embargo, lo que dejó atrás en su palacio presidencial en Damasco ha capturado la atención mundial, revelando un estilo de vida rodeado de lujos que contrasta profundamente con la pobreza extrema de la población siria.
Hallazgos en el palacio presidencial
Entre los descubrimientos más impactantes realizados por los rebeldes en el palacio se encuentra una impresionante colección de autos de alta gama, cuidadosamente ordenada por marcas, colores y modelos.
- Vehículos de lujo: Incluyen marcas como Mercedes-Benz, Porsche, Audi y Ferrari, con un valor estimado de siete millones de dólares.
- Piezas exclusivas: Un Ferrari F50 rojo, valuado en dos millones de dólares, y un Mercedes-Benz con puertas estilo «alas de gaviota» destacaron como símbolos de opulencia.
- Otros vehículos: Camionetas SUV, motocicletas, cuatriciclos, casas rodantes y un camión blindado.
Lujo desmedido en medio de la pobreza
El Departamento de Estado de Estados Unidos estimó que la fortuna de la familia Al Assad supera los 2,000 millones de dólares, ocultos en paraísos fiscales, empresas fantasma y bienes inmobiliarios. Mientras tanto, según el Banco Mundial, casi el 70 % de la población siria vive en la pobreza extrema, lo que evidencia la desconexión entre el régimen y el pueblo.
Los videos compartidos en redes sociales también mostraron:
- Búnkeres ocultos con armas y municiones.
- Objetos de lujo, como una maleta Louis Vuitton valorada en 46,000 dólares.
- Refrigeradores llenos de alimentos exclusivos, mientras que la población enfrenta inseguridad alimentaria.
Reacciones del pueblo y el futuro de Siria
Algunos ciudadanos aprovecharon para entrar al palacio, llevándose objetos como vajillas y ropa, en un acto simbólico de protesta contra las décadas de desigualdad.
“Vine a ver este lugar del que nos prohibieron entrar, porque querían que viviéramos en la pobreza y la privación”, expresó Umm Nader, una mujer de 35 años.
Mientras tanto, los rebeldes han iniciado la transición hacia un nuevo gobierno, aunque el futuro político de Siria sigue siendo incierto, especialmente con el interés de actores internacionales como Rusia, Turquía e Israel.
La caída de Bashar Al Assad marca el fin de una era de opresión, pero también subraya los retos que enfrenta Siria para superar las cicatrices de un régimen caracterizado por la corrupción y el lujo desmedido. Portada Nacional continuará brindando información sobre este evento histórico y sus implicaciones.