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POR CÉSAR DALMASÍ
cesardalmasi@hotmail.com
La lucha de la mujer por su emancipación data desde muy lejos y le ha costado mucho e incluso ha debido derramar su sangre para ir logrando los espacios que por naturaleza le corresponden, por lo que me causa mucha pena ver como aún en estos tiempos hay personas que conscientes o no, sienten, piensan y actúan en contra de esa anhelada, justa y necesaria manumisión femenina.
Recordemos que la violencia contra la mujer tiene muchas aristas y la expresión más amplia de esa violencia es verbal, la cual hace un daño terrible y peor aún, cuando esa actitud contra la fémina se expone de manera pública.
Los líderes, como artistas, políticos, empresarios, religiosos, sindicales, culturales, sociales y de cualquier naturaleza o área, deben ser extremadamente cuidadosos en manejar su discurso y posiciones públicas, ya que un líder influye en sus seguidores y son transformadores de ideas y de conducta, por eso el líder tiene que conocer su verdadero rol, para que con sus palabras, actos y acciones no dañe al entorno y a sus seguidores.
Cabe destacar también que el líder debe como una condición sine qua non conocer la realidad de los tiempos, para no yerrar y para no quedarse anquilosado 80 años atrás cuando hoy vivimos en el 2025, una época marcada por grandes cambios y transformaciones en todo el sentido de la palabra y especialmente en lo relativo al pensamiento humano y a los derechos de las personas y en donde la instantaneidad es tan rápida como el momento mismo en que se emite una información.
Asimismo es oportuno recordar que la mujer tiene todo el derecho a crecer, a desarrollarse y a luchar por sus propios intereses, sólo las mentes retrógradas y anacrónicas pueden pensar y expresar lo contrario; ya que la mujer sí puede ser exitosa y no es verdad, jamás puede ser cierto que detrás de una mujer exitosa hay o puede haber un hogar descuidado, nada más falso que eso.
Porque ya pasó el tiempo hace 80 años atrás, en que se tenía a la mujer relegada, debido a que se creía que su papel únicamente era lavar, fregar, planchar, cocinar, atender a los hijos y al marido a quien incluso había que quitarle los zapatos y las medias, cuando llegaba de su labor, constituyendo esto una absurda e irritante sumisión que denigraba rayando en el abuso y en la esclavitud; ya esa época pasó al igual que esa forma maldita de pensar, las mujeres tienen todas las cualidades para ser líderes como el que más y lo han demostrado de manera fehaciente.
Decir lo contrario es un burdo atropello que la mujer no se merece, la única diferencia entre el hombre y la mujer es que ella tiene vulva y el hombre falo, pero nada le da calidad de superioridad al hombre frente a la mujer; es más, si lo vemos desde otro ángulo es la mujer responsable de dar vida llevando a la criatura en su vientre durante nueve meses, lo que le da una cualidad especial que nadie más posee.
Y a propósito, te invito a leer lo que dice la palabra de Dios en la carta a los Efesios 5/21-33, ya que muchos hombres sólo toman una parte de ese interesante texto bíblico; sí, la mujer debe someterse al régimen de su marido, pero a un régimen de amor, de justicia, de respeto y de libertad, no al revés como han querido interpretarlo muchos hombres de mentes anacrónicas y desfasadas.
También es bueno recordar que la biblia habla claro sobre la igualdad entre el hombre y la mujer como lo indican los evangelistas San Marcos 10/8-9 San Mateo 19/ 4-6 y Génesis 2-24 así como otros versículos más, pero les dejo de tarea sólo los tres anteriores.
Y es que todavía hay quienes piensan erróneamente que las tareas del hogar son exclusivas de la mujer, no amigo, igual responsabilidad y compromiso tiene el hombre y los hijos de cualquier sexo, así que quien diga que “detrás de una mujer exitosa hay o puede haber un hogar descuidado” es para que quien piense de esa manera pida disculpa pública y reconozca que los tiempo son otros; así que lo mejor sería escucharle decir “pido disculpa”. Esto a quien corresponda.
Se entendió?