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Nicolás Maduro juró este viernes para un tercer mandato presidencial ante la Asamblea Nacional oficialista de Venezuela, en un acto marcado por tensiones políticas y manifestaciones en todo el país. La toma de posesión ha sido ampliamente rechazada por la comunidad internacional, que cuestiona la legitimidad del proceso electoral que lo mantiene en el poder.
Mientras Maduro consolida su control, Edmundo González Urrutia, reconocido por numerosos gobiernos como presidente electo, anunció su regreso a Venezuela tras una gira internacional con el objetivo de asumir formalmente el liderazgo del Ejecutivo.
Reacciones y sanciones internacionales
El Reino Unido impuso sanciones a 15 altos funcionarios del régimen de Maduro, incluyendo jueces y miembros de las fuerzas de seguridad, acusándolos de socavar la democracia y cometer violaciones a los derechos humanos. El ministro de Exteriores británico calificó de «fraudulento» el acto de juramentación de Maduro.
La Unión Europea también expresó su rechazo, declarando que Maduro carece de legitimidad democrática. La alta representante de la UE para Política Exterior, Kaja Kallas, afirmó que «millones de venezolanos votaron por el cambio democrático apoyando a Edmundo González», y denunció la falta de transparencia en los resultados electorales.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, reiteró que «el pueblo venezolano y el mundo saben que Nicolás Maduro perdió claramente las elecciones presidenciales de 2024». Además, el gobierno estadounidense aumentó a 25 millones de dólares la recompensa por información que conduzca a la captura de Maduro y Diosdado Cabello.
Perú también ratificó su postura de no reconocer a Nicolás Maduro como presidente legítimo, exigiendo una transición pacífica hacia el liderazgo de Edmundo González Urrutia.
Escalada de tensión política
El clima de tensión en Venezuela continúa en aumento. El comando de María Corina Machado anunció que ofrecerá declaraciones públicas, y se esperan nuevos pronunciamientos por parte de líderes opositores.
La presión internacional y las sanciones se intensifican mientras Maduro enfrenta crecientes desafíos tanto dentro como fuera del país, en un contexto de alta conflictividad política y social.
