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El régimen de Nicolás Maduro ordenó el cierre total de la frontera entre Venezuela y Colombia desde este viernes 10 de enero hasta el lunes 13, alegando la existencia de una supuesta “conspiración internacional” para desestabilizar al país. La medida fue anunciada por Freddy Bernal, gobernador del estado Táchira, quien afirmó que buscan preservar la paz nacional. Esta decisión también incluye la suspensión de vuelos entre ambos países.
El cierre fronterizo afecta gravemente a ganaderos, empresarios y ciudadanos que dependen del tránsito diario para sus actividades económicas. Además, ocurre en un contexto de alta tensión política, ya que Maduro busca asumir un tercer mandato sin presentar pruebas claras de su victoria en las elecciones del 28 de julio de 2024, mientras el opositor Edmundo González Urrutia, reconocido por gran parte de la comunidad internacional, intenta regresar al país para ejercer su cargo legítimo.
La situación se agrava con la reciente represión contra líderes opositores. María Corina Machado fue detenida temporalmente tras participar en una protesta, y varios activistas han sido arrestados en los últimos días. Ante estos hechos, el gobierno colombiano expresó su rechazo a las violaciones de derechos humanos en Venezuela y confirmó que el presidente Gustavo Petro no asistirá a la juramentación de Maduro, cuestionando la legitimidad del proceso electoral.
El cierre de la frontera refuerza la creciente represión del régimen y profundiza la crisis política y social en Venezuela, afectando las relaciones bilaterales con Colombia y aumentando la presión internacional contra Maduro.
