UNA PROPUESTA DESCABELLADA  

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CÉSAR DALMASÍ 

El autor es periodista 

cesardalmasi@hotmail.com

Como periodista que soy, en múltiples ocasiones me he visto compelido a autocensurarme,las razones son variadísimas para una autocensura en el ejercicio de ésta noble profesión, que ha de concebirse como un sacerdocio y realmente lo es, porque el periodista y el periodismo propiamente dicho deben siempre de colocarse al servicio de los mejores y más sanos intereses para favorecer a la sociedad.

Por eso hasta para disentir de alguien sobre un concepto expresado, se ha de ser delicado, respetuoso y saber que todos tenemos una visión distinta del mundo que nos rodea, como dice el común del pueblo “Cada cabeza es un mundo”, obviamente sin nunca apartarse de la verdad, pero todo viene a cuento para permitirme decir que impedir a propietarios de automóviles que transiten solos en sus vehículos, como obligarlos a que se hagan acompañar de más personas para poder transitar libremente en el territorio dominicano, es total y absolutamente violatorio a la constitución y a las leyes y por vía de consecuencia una violación atroz a los derechos del ciudadano.

La propuesta busca que haya menos  taponamientos vehicular en las calles y avenidas de las principales ciudades de nuestro país la República Dominicana; también se habla de que sería una forma para ahorrar combustible entre otras motivaciones, cosa en lo que están de acuerdo algunos dirigentes de sindicatos de transporte urbano e  incluso ha dado su aquiescencia a dicha propuesta el Instituto Nacional de Tránsito Terrestre INTRANT, así como algunos sectores del servicio  del transporte público, también sindicatos de transporte de cargas y afines.

Consideramos que es una propuesta descabellada, fuera de toda lógica y que provoca gran preocupación en diversos sectores de nuestra población, toda vez que empresarios, profesionales, estudiantes y otros, tendrían que dejar los vehículos en sus marquesinas para optar por un transporte público que a pesar de los esfuerzos que vienen haciendo distintos gobiernos, no ha sido posible adecentar, organizar y especialmente dignificar el famoso servicio del “Concho” que es como comúnmente se le llama al servicio de transporte público de pasajeros en nuestro país la República Dominicana.

Justo es aclarar y hacer una excepción relativo al Metro de Santo Domingo con sus distintas líneas, el Metro Riel de Santiago, el Teleférico, tanto en Santo Domingo como en Santiago, así como algunas empresas privadas especialmente del transporte de pasajeros interurbanos, quienes realmente hacen la diferencia y mantienen un servicio un tanto digno y aceptable; contrario a la anarquía, desorden, y la violencia que se manifiesta en otros grupos y sectores que ofrecen el mismo servicio al ciudadano.

Por lo tanto la propuesta de que nadie vaya solo en un auto no resuelve el problema del caos del tráfico vehicular en nuestras principales urbes, sin embargo si se desea ahorrar combustible, empecemos primero por quitar el subsidio a esos mismos sindicalistas y empresarios del transporte que acogen a grupos y federaciones de carros públicos o del “concho” como le llama el dominicano al servicio de transporte público de pasajeros, por igual prohibamos la importación de neumáticos usados que no garantizan la seguridad de usuarios en calles y carreteras, ya que esos neumáticos son desechos que traemos de otros países más desarrollados que nosotros.

Si en realidad se desea organizar el tráfico vehicular, entonces que la autoridad de turno empiece por retirar las miles de chatarras que circulan en nuestras ciudades, ocasionando taponamientos y siendo un verdadero peligro para los usuarios que se ven obligados a usar dicho servicio, en cualquiera de nuestras principales ciudades se puede observar a vehículos transportando personas sin la más mínima seguridad, con llantas que parecen ampollas o vejigas, sin un color definido de tantos chazos y remiendos, con choferes mal educados y de la vestimenta y el cuidado ni hablar.

Así que la solución a ese trágico problema que venimos arrastrando desde décadas, no está en prohibir que vaya solo, todo aquel que ha hecho un sacrificio para adquirir un vehículo y transportarse a sus estudios o a su lugar de trabajo, de manera que como siempre me he caracterizado, me permito ésta vez disentir.

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