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Por: Harolin Cabrera
El pasado fin de semana, el escenario político se calentó en Montecristi y La Caleta, donde Leonel Fernández y Danilo Medina estuvieron en actividades con seguidores de Fuerza del Pueblo. Pero lo que más llamó la atención fue una declaración del presidente Luis Abinader, quien aseguró que en un gobierno suyo se acabaría con la entrada de haitianos indocumentados.
¿Quién abrió la frontera?
Las palabras de Abinader han generado reacciones, especialmente porque todos los gobiernos desde el 2000 han tenido responsabilidad en la crisis migratoria. Durante los 12 años de Leonel Fernández, se amplió la apertura fronteriza; en los gobiernos de Hipólito Mejía y Danilo Medina, la situación se mantuvo sin grandes cambios, e incluso se eliminaron barreras físicas que dificultaban el control migratorio.
Entonces, la gran pregunta es: ¿Cómo creer en nuevas promesas si todos los expresidentes han tenido la oportunidad de frenar la migración irregular y no lo hicieron?
Además, según datos oficiales, el 98% de los niños nacidos de padres extranjeros en República Dominicana están inscritos en el Libro de Extranjería, lo que demuestra la magnitud del problema. ¿Por qué ahora sí sería diferente?
El desorden en la aplicación de las leyes
Otro tema que ha causado indignación es la manera en que se están aplicando las normativas en el país. Se reporta que el Ministerio de Interior y Policía, junto con la Policía Nacional, han estado confiscando bocinas en distintos negocios sin órdenes judiciales claras. Aunque la regulación del ruido es necesaria, la ciudadanía denuncia que estos operativos se están realizando sin el debido proceso.
El problema radica en que la autoridad no puede violar los derechos de unos para proteger a otros. Si bien las bocinas a altos decibeles afectan la convivencia, las incautaciones deben estar respaldadas por documentación legal y no ejecutarse de manera arbitraria.
La política de seguridad y control que impulsa la ministra Faride Raful podría necesitar una revisión. Si bien el orden y la disciplina son necesarios, también lo es el respeto al debido proceso. ¿Hasta qué punto las medidas actuales están resolviendo los problemas o simplemente generando nuevas tensiones?