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Bruce Willis ya no trabaja activamente, pero su filmografía será eterna. Su legado, construido a lo largo de siete décadas, sigue vivo en cada una de sus películas y en la memoria de sus seguidores.

Actuación como superación: Los inicios de una estrella
Walter Bruce Willis nació el 19 de marzo de 1955 en Idar-Oberstein, Alemania Occidental. Su madre, Marlene, era alemana y su padre, David Willis, un soldado estadounidense. Con ascendencia inglesa, neerlandesa, francesa, galesa e irlandesa, Bruce fue el mayor de cuatro hermanos.
A los dos años, su familia se mudó a Nueva Jersey. Durante su adolescencia en Penns Grove, sus padres se divorciaron en 1972, un hecho que coincidió con una etapa desafiante en su vida: Bruce padecía de tartamudez, lo que le valió el apodo de «Buck-Buck» en la escuela secundaria.
Sin embargo, el teatro se convirtió en su refugio. Como él mismo explicó en el libro «Bruce Willis: The Unauthorized Biography» (1997), su tartamudez desaparecía cuando interpretaba un personaje. Gracias a su profesor de teatro, encontró una vocación que marcaría su destino. No obstante, su ascenso en la industria cinematográfica no fue inmediato. Trabajó en diversos oficios antes de mudarse a Nueva York en 1976, donde ejerció de camarero y extra en películas. En ese tiempo, conoció a Don Johnson, quien lo alentó a perseguir su sueño actoral.
Su debut cinematográfico llegó en 1980 con un pequeño papel en The First Deadly Sin, protagonizada por Frank Sinatra. Tras esta experiencia, decidió trasladarse a California para intentar conseguir papeles en televisión. Su primera gran oportunidad llegó en 1984 con un episodio en la serie Miami Vice.
Una estrella que no muere fácil: El ascenso a la fama
El destino le dio un empujón en su carrera cuando audicionó para la serie Moonlighting (Luz de Luna, 1985-1989). Aunque originalmente viajó a Los Ángeles para una prueba en Desperately Seeking Susan, terminó compitiendo con 3.000 actores por el papel de David Addison Jr., que lo catapultó al estrellato como un talentoso actor de comedia.
Consolidado en televisión, Willis empezó a recibir ofertas en cine. Participó en Blind Date (1987) y Sunset (1988), pero el gran punto de inflexión llegó con Die Hard (Duro de Matar, 1988), donde interpretó a John McClane. Este icónico papel redefinió el género de acción y lo convirtió en una superestrella mundial. Willis realizó muchas de sus propias escenas de riesgo, y la película se convirtió en un éxito de taquilla y crítica.
En los años 90, su filmografía se expandió con éxitos como Die Hard 2 (1990), Death Becomes Her (1992), Pulp Fiction(1994), Twelve Monkeys (1995), The Fifth Element (1997), Armageddon (1998) y The Sixth Sense (1999). Para entonces, Bruce Willis ya era uno de los actores más cotizados de Hollywood.
Una carrera imparable: Los años 2000 y más allá
A medida que avanzaba el nuevo milenio, Willis continuó dejando su huella en el cine con títulos como Unbreakable(2000), Sin City (2005), Live Free or Die Hard (2007), Surrogates (2009), Looper (2012) y Glass (2019). En total, sus películas han recaudado más de 7.500 millones de dólares a nivel mundial.
Su talento ha sido reconocido con numerosos premios, incluyendo dos Emmy y un Globo de Oro. En 2006, recibió su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, consolidando su lugar en la historia del cine.
La lucha contra una enfermedad incurable
En marzo de 2022, la familia del actor anunció su retiro del cine tras ser diagnosticado con afasia, un trastorno del lenguaje que afecta la comunicación. Un año después, en febrero de 2023, se confirmó que su condición había evolucionado a demencia frontotemporal (FTD), una enfermedad degenerativa sin cura.
A pesar de los desafíos, Willis sigue recibiendo el apoyo incondicional de su familia. Su esposa, Emma Heming, y su exesposa, Demi Moore, junto con sus hijas, han estado a su lado en todo momento. «Siempre seremos familia», declaró Moore en una entrevista, destacando la importancia del amor y la unidad en tiempos difíciles.
Aunque Bruce Willis ya no pueda actuar, su legado cinematográfico sigue intacto. Su historia es un testimonio de perseverancia, talento y pasión, demostrando que su impacto en el cine perdurará por generaciones. A sus 70 años, su nombre sigue brillando como una de las grandes leyendas de Hollywood.