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En la noche del 13 de diciembre de 2002, la historia de Roberto José Martínez Vásquez, conocido como «El Tila», llegó a su fatídico final. Tras haber cometido múltiples violaciones y el asesinato de su pareja, Maciel Zúñiga Pacheco, «El Tila» se suicidó en su celda del Centro de Cumplimiento Penitenciario Colina II de Santiago, aprovechando un corte de energía causado por un choque vehicular en las inmediaciones. Usó el cordón de una máquina de escribir, que le había sido prestada para escribir sus memorias, para acabar con su vida.
El apodo “El Tila” le fue impuesto por su madre durante su niñez, marcada por la violencia y el abandono. A lo largo de su vida, su historia se convirtió en un ejemplo de la desidia social y el fracaso institucional, tal como lo relató el periodista Fernando Paulsen en el prólogo del libro El Tila. Un sicópata al acecho. Nacido en 1976 en Santiago, Roberto Martínez tuvo una infancia difícil, marcada por el abuso, la negligencia y la delincuencia. A los 14 años, ya estaba involucrado en su primer delito grave, lo que lo llevó a una vida de reclusión y una espiral de violencia.
El crimen de «El Tila» no solo fue un caso aislado de criminalidad, sino también una manifestación del fracaso del sistema de protección infantil. Su historia, en gran parte olvidada tras
