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Un fuerte terremoto de magnitud 7,7 sacudió el viernes el centro de Myanmar, causando severos daños en la capital administrativa, Naypyidaw, y generando temblores que se sintieron en Tailandia y el sur de China, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS). El epicentro se localizó al noroeste de la ciudad de Sagaing y a poca profundidad, lo que intensificó su impacto en la superficie.
El sismo, seguido minutos después por una réplica de magnitud 6,4, ha dejado un saldo preliminar de 1.644 muertos, 3.408 heridos y 139 desaparecidos, según datos de la junta militar que gobierna Myanmar. Equipos de rescate continúan trabajando en las zonas afectadas, mientras que la comunidad internacional se moviliza para brindar apoyo humanitario.
La ONU ha solicitado ayuda urgente para el país, destacando la vulnerabilidad de Myanmar debido a los conflictos internos y desastres naturales recurrentes. En respuesta, se han destinado cinco millones de dólares para labores de emergencia. Por su parte, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha advertido sobre la crisis humanitaria en curso, señalando que las redes de comunicación y el suministro eléctrico continúan colapsados en varias regiones.
El terremoto ha generado una ola de solidaridad internacional. El rey Carlos III de Inglaterra expresó su conmoción por la tragedia y envió sus condolencias a los afectados. Mientras tanto, las autoridades tailandesas han iniciado investigaciones sobre el colapso de edificios tras el sismo.
A pesar de la devastación, la crisis se agrava por la continuidad de bombardeos por parte de la junta militar en zonas rebeldes afectadas por el terremoto. Denuncias del opositor Gobierno de Unidad Nacional indican ataques en la región de Sagaing y el estado Shan, complicando aún más las labores de rescate.
Las autoridades han declarado el estado de emergencia en seis regiones: Sagaing, Mandalay, Magway, Shan, Naypyidaw y Bago. Hasta el momento, más de 2.600 edificios han sido destruidos, incluidos hospitales, escuelas y pagodas.
Los esfuerzos de rescate continúan, con organizaciones humanitarias trabajando contra el reloj para encontrar sobrevivientes entre los escombros y proporcionar asistencia a los damnificados.