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POR CÉSAR DALMASÍ
El autor es periodista
Desde antes del regreso de Donald Trump por segunda ocasión a la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica, el mundo sabía que se aproximaban grandes cambios y transformaciones profundas en el ajedrez político mundial, toda vez que el actual presidente norteamericano así lo había anunciado de manera constante en distintos escenarios, como cuando afirmaba y afirma aún “America for america” América para los americanos” o aquel socorrido slogan “Let’s Make America Great Again” Hagamos a Estados Unidos grande otra vez.
Trump y su equipo sabían y saben muy bien que para eso se necesita mucho dinero, una gran disposición y entereza, así como una clara decisión política y, por qué no, especialmente tener las criadillas bien blindadas y a Trump y a su equipo le sobra todo eso, llegaron al poder con una clara convicción de rescatar su país y de transformarlo favorablemente para sus conciudadanos y es lógico que un cambio de esa naturaleza implica el uso de mucho dinero.
Y naturalmente ese dinero debe buscarse de algún lugar y la mejor forma de conseguirlo es lógicamente colocando los famosos aranceles, que observamos se están aplicando a distintos países incluyendo el nuestro la República Dominicana; todo esto visto desde una óptica nacionalista en el caso de los norteamericanos, es obviamente la mejor manera de conseguir dinero sin afectar el bolsillo de los norteamericanos propiamente dicho; ahora, la humanidad tendrá que pagar un precio muy caro, porque indudablemente que esta guerra arancelaria, comercial y por vía de consecuencias económica, nos llevará a una realidad que aún no imaginamos.
Si lo vemos a la ligera de inmediato empezarían los señalamientos y las críticas negativas al gobierno de los Estados Unidos, sin embargo si nos detenemos a analizar la situación de manera pragmática, fría, equilibrada y sin pasión ninguna, nuestra opinión necesariamente variaría, toda vez que Trump y su equipo tratan de no dañar ni afectar negativamente a su pueblo y es lo que haría cualquier gobierno, proteger y salvaguardar a sus gobernados; creo que estamos ante el inicio de una gran ruptura de consecuencias desproporcionadas, aunque sin dejar de reconocer que los Estados Unidos tiene el derecho colocar sus aranceles.
Pero además no es secreto para nadie que lo que se está viviendo en el mundo actualmente es una gran guerra comercial, que a partir del llamado libre comercio Trump ha sabido aprovechar muy bien, porque como sabemos ya en su primer mandato lo había hecho con la segunda economía más importante que es China, con la aplicación de aranceles a su intercambio comercial con esa gran nación oriental.
Estados Unidos como la primera economía mundial que es, tiene la ventaja de que necesariamente en gran parte del movimiento económico que se genera en el planeta tiene que involucrarse, por lo que le da una ventaja muy significativa frente al resto de los países y en todo lo que respecta al movimiento del comercio mundial y, a nuestro entender es justamente a lo que Estados Unidos le está sacando provecho, reitero sin la necesidad de afectar directamente la economía del pueblo estadounidense.
Se imaginan el crecimiento que próximamente tendrá la economía de los Estados Unidos con la sola aplicación de los aranceles en cuestión, definitivamente que tendrá un crecimiento realmente exponencial y Trump con su equipo lo saben muy bien, como por igual saben que el movimiento comercial no se detendrá y que los gobiernos o países afectados están compelidos a buscar soluciones a la realidad comercial del momento y están obligados también a encontrar una formula de cómo sobrevivir ante la crisis que implica la imposición de estos aranceles.
En el caso nuestro se hace necesario que el gobierno, los líderes políticos de la oposición, líderes empresariales, comerciales, líderes religiosos de las iglesias católica y evangélica, en fin el liderazgo nacional está obligado a realizar una gran cumbre para buscar soluciones a la situación, como es los aranceles que se nos han aplicado y de manera muy especial a la muy preocupante crisis migratoria especialmente de haitianos hacia nuestro territorio; los dominicanos en todo su conjunto tenemos que saber que llegó la hora en que debemos estar más unidos que nunca, si queremos permanecer en el espacio y el tiempo como lo que hoy somos.
Está a la vista de todos que la invasión haitiana hacia nuestro territorio se ha convertido en un grave problema y pareciera como que se le ha ido de las manos a las autoridades, ya los haitianos desafían a la autoridad de manera directa, da la impresión de que nuestra autoridades han adoptado la famosa frase Laissez Faire (Dejar hacer, dejar pasar) ya que precisamente estos nacionales haitianos que permanecen de manera irregular hacen lo que les venga en ganas y nadie hace nada, excepto el pueblo que se está empoderando ante tan preocupante realidad; preciso es decir que ante la grave problemática que estamos viviendo se hace necesario incluso, que el más pequeño de los dominicanos haga su mejor aporte al gobierno, al país, a la nación.
De manera que no juguemos con creer que el fracaso sería unilateral, realmente es una realidad que todos estamos obligados a enfrentar con gallardía, sin tomar en cuentas banderías políticas, así que el gobierno debe propiciar de manera urgente esa cumbre especial con todo el liderazgo nacional, porque la realidad obliga a ello, además de que esa reunión de nuestros líderes aportaría soluciones extraordinarias a favor del país, de la población, del gobierno y especialmente a favor de la gobernanza y de la gobernabilidad misma y obviamente se haría un aporte magnífico a la paz social; claro si se ponen a un lado los intereses políticos y particulares y colocamos por encima el interés nacional, así que manos a la obra.
