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Una mujer permanece en estado de muerte cerebral luego de sufrir un grave accidente durante una sesión de crioterapia en un gimnasio de París. La fiscalía francesa confirmó este viernes que la víctima, hospitalizada desde el lunes, fue declarada en ese estado el jueves, mientras continúan las investigaciones sobre el incidente que también cobró la vida de una empleada del establecimiento.
La crioterapia, también conocida como “terapia del frío”, consiste en exponer el cuerpo a temperaturas extremas —por debajo de los -110 °C— durante unos pocos minutos, mediante el uso de cámaras de nitrógeno o baños de agua helada. Aunque originalmente se desarrolló para deportistas de alto rendimiento, hoy se utiliza también con fines estéticos, terapéuticos y de bienestar general, a menudo sin supervisión médica estricta.
El accidente ocurrió el lunes por la tarde en el distrito 11 de París. Según la fiscalía, una trabajadora del gimnasio, nacida en 1996, falleció durante la sesión. Otra mujer, cliente del centro y nacida en 1991, fue ingresada en estado crítico y se le indujo un coma artificial.
Los primeros elementos de la investigación apuntan a una fuga de nitrógeno en la cabina de crioterapia, la cual había sido objeto de una reparación ese mismo día. La autopsia de la primera víctima reveló un “síndrome de asfixia en un entorno con poco oxígeno”, lo que respalda la hipótesis del escape de gas.
El nitrógeno, aunque es inodoro e incoloro, puede desplazar el oxígeno en espacios cerrados, provocando una atmósfera asfixiante. Este tipo de accidentes subraya la falta de regulación clara sobre la crioterapia en Francia, donde la práctica ha ganado popularidad especialmente entre deportistas e influencers en redes sociales.
La policía parisina y la inspección del trabajo han abierto una investigación oficial para determinar las causas exactas del suceso. Se realizarán análisis toxicológicos adicionales y se examinará el estado del equipo utilizado durante la sesión.
Aunque algunos estudios promocionan los beneficios de la crioterapia, muchos de ellos han sido cuestionados por su baja calidad científica. El Instituto francés de Salud e Investigación Médica ya había advertido sobre los posibles riesgos de esta técnica, especialmente cuando se realiza fuera de un entorno controlado.
La tragedia ha reavivado el debate sobre la seguridad y supervisión de este tipo de terapias alternativas, cuya creciente popularidad no ha ido acompañada de normativas claras que garanticen su uso responsable.
