Tragedia en la discoteca JETSET enluta a la República Dominicana: un ícono cultural que se derrumba entre lágrimas y recuerdos

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El siniestro que cobró decenas de vidas apaga más que un escenario: cierra un capítulo histórico del arte, la amistad y la identidad musical dominicana

Por Richard Cabrera | Portada Nacional

Santo Domingo Este. – La vida, como un guion de cine, tiene capítulos de gloria y episodios de dolor. La tragedia que estremeció a la República Dominicana con el colapso del techo de la icónica discoteca JETSET marca uno de esos momentos de luto nacional que quedarán por siempre en la memoria colectiva. Aquel lugar que por más de cinco décadas fue sinónimo de alegría, arte y encuentro, hoy se convierte en símbolo de duelo, reflexión y tristeza.

La discoteca JETSET no era simplemente un centro de diversión; era una marca país, un verdadero teatro de emociones donde cada lunes se vivía una reunión familiar entre amigos, fanáticos y artistas. Fundada hace más de 50 años por una joven visionaria, se consolidó con el tiempo como el escenario predilecto para las más grandes figuras de la música dominicana. Por allí pasaron leyendas como Fernando Villalona, Rubby Pérez, Sergio Vargas, Toño Rosario, los Hermanos Rosario, Peña Suazo, Anthony Santos, Sexappeal y tantos más.

Cada lunes, el lugar se llenaba de vida. Las luces, el sonido, la energía de la gente, los aplausos… era más que un concierto: era un ritual de identidad nacional. Los artistas se sentían en casa. Hablaban con sus seguidores, bajaban del escenario a saludar, a abrazar, a compartir. La familia de la JETSET, con sus mesas VIP reservadas como tradición, siempre presente, mantenía ese espíritu cálido que convertía cada noche en una vivencia irrepetible.

Pero lo que nadie imaginó es que ese capítulo de felicidad terminaría de forma tan devastadora. El desplome del techo, ocurrido en uno de los días de mayor asistencia, provocó una catástrofe que ha dejado familias destrozadas, niños huérfanos, parejas separadas por la muerte, sueños truncados. Como si de una cruel metáfora se tratara, el mismo escenario que durante décadas albergó risas, ahora está cubierto de lágrimas.

Uno de los propietarios del establecimiento, visiblemente conmovido, confesó que también pudo haber estado allí la noche del colapso. “Yo no faltaba los lunes, era nuestra costumbre. Era nuestra familia”, expresó, recordando que ese día el destino lo mantuvo lejos por cuestiones de fuerza mayor.

El dolor de esta tragedia se siente en cada rincón del país. No sólo por la pérdida material, sino por lo que representa: el fin abrupto de un espacio que fue refugio para la cultura, la música, el compartir social. También se convierte en un llamado a la reflexión sobre la seguridad en lugares de alta concurrencia y la necesidad de preservar, con responsabilidad, los patrimonios culturales vivos de nuestra nación.

Desde Portada Nacional, como medio joven pero comprometido con la verdad, extendemos nuestras condolencias más sinceras a los familiares de las víctimas. Pedimos al pueblo dominicano unirse en oración, con fe y fortaleza, para sobrellevar este difícil momento. Que el Señor Jesús ilumine cada hogar que hoy llora una pérdida, y que nos guíe para encontrar justicia, consuelo y paz.

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