Getting your Trinity Audio player ready...
|
POR CÉSAR DALMASÍ
El autor es periodista
La conmoción es universal, como su misma iglesia, se ha ido Francisco, y el aturdimiento colectivo es entendible ya que su trayectoria humana y su historia papal, lo convierten tanto a uno como a otro en paradigmas especiales y en el verdadero prototipo a seguir en lo relativo a la estela que habrá de dejarse cuando irremisiblemente haya que partir al viaje que no tiene retorno; esa debe ser la pauta, como lo hizo Francisco, esa debe ser la única manera de vivir en este plano terráqueo, lo contrario no tiene valor y por vía de consecuencias no sirve de nada.
A uno le llamaron el “Papa Bueno” y así se conoce hasta hoy día, mientras que al otro lo bautizaron como el “El Papa del Pueblo”, como es obvio, ya se sabe que estoy hablando de los dos pontífices más sobresalientes y notables por sus aportes en toda la historia papal, que desde mi particular punto de vista lo fueron Angelo Giuseppe Roncalli conocido como Juan XXIII el “Papa Bueno” y Jorge Mario Bergoglio, el Papa del Pueblo o Papa Francisco, que adoptó ese nombre en honor a la humildad, sencillez y la mansedumbre de San Francisco de Asís.
Con éstos dos Santo Padre hubo una profunda similitud en cuando a su accionar como Papa, a pesar de que Juan XXIII fue electo como tal en el período 1958/1963 y Francisco en el espacio comprendido entre 2012/2025, es decir, cerca de sesenta y dos años después llega Francisco, para que prácticamente se repitiera dentro de la iglesia católica lo mismo, ambos papas con igual sentir, la misma sensibilidad, humildad y vocación de servicio, deseo de entrega e interés de cambios y transformaciones a lo interno de la iglesia creada por Dios, a través de Jesús en la persona del primer Papa de la historia que fue Pedro o sea San Pedro.
Esto lo digo porque Juan XXIII tiene en su haber la realización del Concilio Vaticano II, Concilio que colocó en primer plano la renovación de la iglesia católica, restaurar la unidad de los cristianos en todo el mundo, (Una especie de ecumenismo) y el reavivamiento de la vida cristiana, desde donde surgió el Movimiento Carismático Católico, que fue una nueva forma de los católicos expresar su fe, entre muchos otros cambios no menos importantes.
En el caso de Francisco, este Sumo Pontífice presenta como parte muy significativa en su gestión el hecho de que tuvo una visión progresista dentro de la iglesia y trató con gran cuidado temas muy sensibles dentro de su gestión, impulsando importantes reformas, fue un defensor de la vida, del planeta que habitamos y gran propulsor de la paz y de la justicia social; siempre con el más estricto respeto al Canon y lo mismo hizo Juan XXIII.
Tanto Juan XXIII el Papa Bueno, como Francisco el Papa del Pueblo como han sido bautizados, mostraron en sus reinados el lado más bondadoso, sincero , sensible y humano de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, por ciento mi iglesia, en donde vivo mi fe a través del Movimiento Carismático; la grandeza del Papa Bueno y del Papa del Pueblo es sin parangón en la historia papal, obviamente sin desmeritar a otros, porque el aporte de la iglesia católica a la humanidad es extraordinario, sí claro, para que no me lo echen en cara, también sé que la misma está llena de muchas debilidades, por eso es tanto santa como pecadora.
Eso buscamos los católicos, la santidad, para poder a través de la misma ver el rostro de Dios en su inconmensurable misterio, si la iglesia fuera totalmente santa (Lo que busca), ya no habría más que esperar el llamado para estar en el solio glorioso por siempre, pero resulta que tenemos una iglesia que es militante que luchamos en éste plano de vida, la purgante o sufriente y expectante, y finalmente la iglesia triunfante, que es la meta.
Finalmente les dejo con lo siguiente, Juan XXIII se caracterizó por una actitud pastoral compasiva, buscando el bienestar de los fieles y la construcción de una sociedad más justa y pacífica, en tanto que Francisco, luchó por una mejor sociedad, trató a todos exactamente igual y con el mismo amor, fue ejemplo de humildad, sencillez, mansedumbre y hombre de proverbial bondad y amor al prójimo.
Con razón Francisco dos años después de haber llegado al Vaticano en el 2014, canonizó a Juan XXIII, los dos fueron gigantes inigualables y es exactamente lo que la humanidad necesita y quiere, que sus líderes de cualquier naturaleza y especialmente los espirituales, sean reflejo del mismo Dios en su liderazgo, y estamos firmemente seguros de que todos podemos hacer de nuestro mundo terráqueo una realidad diferente y cada vez más grande y mejor, como lo hicieron éstos dos pontífices; por mi parte espero que más temprano que tarde Francisco el Papa Bueno que hoy despedimos, canonizado.