Si por presión asumimos a millones de haitianos sería la disolución de la República Dominicana.

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Teófilo Abreu 

Ese y ningún otro, sería el plan diabólico, dentro de la la ruta trazada por el gobierno de Estados Unidos, al enviar a su secretario de Estado, Anthony Blinken, a sostener una reunión con el presidente dominicano, Luis Abinader, luego de reunirse con las autoridades de Haití.

Desde luego que esto no será, de ningún modo, revelado ni admitido por el presidente Abinader por el funcionario estadounidense.

Se diría que con esa visita se buscaría estrechar los lazos de amistad y fortalecer las relaciones entre ambos países, que en la actual administración perremeísta han sido cada vez más sólidas.

A pocos se les ocurriría suponer que esa visita sería para agradecer la colaboración de las autoridades dominicanas para la incautación del avión del gobierno venezolano de Nicolás Maduro, y su envío a Estados Unidos.

La asunción de millones de haitianos que han penetrado ilegalmente y en condiciones de impunidad, violando las leyes migratorias del país, ha sido un propósito sostenido por las autoridades norteamericanas, que en ningún momento han flaqueado en ese propósito.

De ahí las reiteradas demandas de que cesen las repatriaciones, las últimas de las cuales han sido asumidas por Amnistía Internacional, que ha acompañado su campaña de presión con denuncias de supuestos atropellos y violaciones a los derechos humanos en las deportaciones.

El presidente Abinader ha sostenido que las deportaciones seguirán, y que no hay solución dominicana a la situación de crisis política y social que sufre Haití.

Pero las palabras del Presidente parecen rodar por el suelo, pues en el actual período gubernamental es cuando más haitianos indocumentados han entrado el país, aún cundo la frontera supuestamente permanece cerrada.

Incluso, la verga fronteriza, de la cual el Presidente inauguró los primeros dos kilómetros de construcción, parece una simple ilusión, ya que, si bien es cierto que ha impedido el robo de ganado en la zona de Dajabón, todavía miles de haitianos continúan cruzando cada día a territorio dominicano.

Sólo nos queda advertir que cada día el país continúa llenándose de haitianos, y de ceder el Gobierno a la presión de quienes nos han considerado como su patio trasero, habremos perdido nuestra condición de país libre y soberano.

Es decir, sería la disolución de la República Dominicana, lo que sería enterrar el sueño anhelado por Duarte, Sánchez, Mella, Luperón y otros patriotas que dieron su vida en pro de nuestra soberanía.

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