GRAVE PELIGRO.

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POR

CÉSAR DALMASÍ.

Hay que reconocer que la República Dominicana está viviendo un momento histórico extremadamente significativo tanto en lo relativo a su crecimiento  y desarrollo económico, como en lo concerniente al futuro de su propia institucionalidad y su vida Republicana o más directamente su soberanía; por lo que todos los dominicanos, gobiernos y gobernados debemos de estar claros del proceso en el cual está involucrado nuestro país o mejor dicho, en donde nos pretenden llevar espurios e infames intereses nacionales e internacionales.

Es muy cierto que el actual gobierno de Luís Abinader ha hecho y hace esfuerzos extraordinarios para garantizar un crecimiento y desarrollo sostenible, así como una mejor calidad de vida para sus compatriotas, ejerciendo un gobierno que se nota empeñado además en la defensa de la propia dominicanidad, lo que se demuestra en sus constantes pedidos y llamados a la comunidad internacional para que vaya en auxilio de Haití, sin resultados reales hasta el momento, ya que esos estamentos internacionales no les interesa para nada resolver la problemática haitiana.

Sin embargo es fácilmente demostrable que Luís Abinader ha estado interesado en ejercer un gobierno lo más transparente posible en todos los órdenes, con políticas inclusivas, respetando los Derechos  Humanos y la dignidad de las personas, no importando su condición en el país, el mandatario dominicano tiene deseo y propósito de provocar un reordenamiento de las diversas infraestructuras del Estado, lo que es aplaudible ya que esto beneficia a la toda la población propiamente dicho.

Pero por otro lado hay que recordar y a eso me refiero como grave peligro, que existe un despropósito de organismos internacionales de hacer una simbiosis con el pueblo haitiano y el dominicano, lo que  nunca será posible ni jamás lo permitiremos, ya que los dominicanos rechazamos con todas nuestras fuerzas cualquier intento de lesionar nuestros intereses y la dignidad nacional.

De manera que ahora más que nunca todo por la patria y todos para la patria, nosotros como dominicanos tenemos nuestras propias características que  nos definen, como los haitianos las suyas por lo que ellos allá y nosotros aquí, así de simple como lo hemos expresado en artículos anteriores.

Así que ante las malsanas pretensiones de los enemigos de la República Dominicana, invito Prima Facie a cada dominicano a colocar la bandera dominicana, el escudo  o cualquier símbolo patrio en la oficina, en la casa, en los vehículos o en cualquier espacio visible, esto, como una manera de demostrar nuestro patriotismo, el coraje y también para decir que hay todo un pueblo dispuesto a inmolarse si fuera necesario por su país y por la obra de Duarte, Sánchez, Mella y otros prohombres y mujeres, que han permitido que exista un país, llamado República Dominicana.

Es el momento de que el gobierno, la oposición y  el pueblo, olviden diferencias políticas y acudamos todos como un solo núcleo a defender la patria en esta cita con la historia, en donde como nunca antes desde nuestra gloriosa fecha de independencia aquel 27 de febrero del 1844 hasta hoy dia, habíamos tenido tan grave peligro relativo a nuestra nación y a la patria propiamente dicho.

Y es que no solo está en peligro la gobernanza y la misma gobernabilidad, sino lo más noble y alto que como país podemos tener, por ejemplo, observemos un poquitito las diferencias en términos de cultura y educación entre nosotros y los haitianos y es que basta con solo ver el desorden que provocan los nacionales haitianos que convierten en arrabal cualquier zona urbana de nuestras ciudades, en donde viven y venden lo que sea, provocando un gran problema para los ayuntamientos y los gobiernos locales.

Por lo que reiteramos que bajo ningún aspecto vamos a tolerar ni en lo más mínimo aquello que afecte nuestra nacionalidad, la cultura y las características propias del dominicano, de manera que como dominicano hoy nos toca decir y asumir lo que dijera el famoso escritor alemán Thomás Mann.

“LA TOLERANCIA ES UN CRÍMEN, CUANDO LO QUE SE TOLERA ES LA MALDAD»

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