¿Es la ética sólo un canto de sirena para cubrir la cacareada “tramparencia” en el Gobierno?

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Teófilo Abreu

Ha causado sorpresa, incredulidad y hasta alarma la publicación de una información, según la cual la Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental (DIGEIG), que dirige la ex vicepresidenta Milagros Ortiz Bosch, gastó más de 57 millones de pesos para contratar un exclusivo hotel en Punta Cana, para la celebración del Tercer Congreso de Integridad Gubernamental y Cumplimiento Normativo, con tres días de duración.

En esa actividad, en la que participarían 1,911 personas, se gastaron RD$47, 394,072. 00 en servicio de hospedaje, RD$9,531,370.77 en salón de conferencia y montaje del evento, así como la suma de RD$414, 000.00 para la compra de arreglos florales para adornar la celebración del congreso.

Nadie en este país se atrevería a poner en tela de juicio el alto sentido de honestidad y moralidad de la doctora Ortiz Bosch, valores que le han servido de estandarte para ocupar el cargo que hoy ostenta en el tren gubernamental.

Sin embargo,  llama poderosamente la atención el hecho de que este gasto escandaloso se produzca en un gobierno que se ha declarado en austeridad, como consecuencia de los enormes gastos de recursos, la elevada deuda externa y la baja recaudación por la vía fiscal.

 En ese sentido, el mandatario ha anunciado un conjunto de medidas tendentes a ahorrar, RD$ 25,000.00 millones, como base justificativa para mejorar el gasto, y así convencer a los diferentes sectores de la nación de la necesidad de que le respalden la reforma fiscal que tiene proyectada, para lograr mayores recursos por vía de las recaudaciones.

Se citan entre esas medidas, la fusión de varias instituciones, la eliminación de otras, la reducción de la cantidad de diputaciones, así como la unificación de las elecciones municipales con las presidenciales y congresuales, entre otras, que han encontrado la oposición de sectores de la oposición.

Es muy probable que el presidente Abinader ni siquiera se refiera a este escándalo, y como otros casos considerados como “subsanables”, ocurra lo que siempre ocurre en un país donde “na e´na” y “to se vale”.

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