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POR CÉSAR DALMASÍ
El autor es periodista
En la República Dominicana la región que mayor aporte hace al Producto Interno Bruto PIB es la zona norte, también conocida por todos los dominicanos como el Cibao, ésta demarcación produce alrededor de un 35 por ciento de la riqueza de nuestro país y por lo menos el 40 por ciento de los empleados, lo que es extraordinariamente significativo y favorable para nuestro crecimiento, desarrollo y avance.
Veamos como ejemplo sólo el área agrícola y nos daremos cuenta de inmediato que nada más la provincia de San Francisco de Macorís es la de mayor productora de arroz, pero además el municipio de Jima Abajo es el mayor productor de este rubro en todo el caribe, por lo tanto el Estado, el gobierno central y el sector privado están comprometidos en continuar apoyando, desarrollando e incentivando ese sector de nuestra producción agrícola; aunque es bien sabido que el gobierno central ofrece importantes facilidades a los productores de los distintos rubros agrícolas que produce la indicada zona.
Obviamente que en el Cibao también se producen de manera significativa otros productos agrícolas como el café, cacao, variedad de musáceas, viandas, legumbres, verduras y muchísimos otros productos; sin embargo lograr una buena producción implica una serie de técnicas y logísticas, como por ejemplo la utilización de agroquímicos, plaguicidas o pesticidas.
Y precisamente el uso de esos compuestos químicos es la razón del presente escrito, ya que su uso es ineludiblemente necesario, pero esto está poniendo en gran riesgo y en un gravísimo peligro la salud de la población que vive en la cercanía de esas plantaciones agrícolas que hemos mencionado más arriba; ya que la aplicación de éstos productos tóxicos se hacen de forma aérea y contaminan todo el ambiente.
Claro que somos conscientes de que la producción de riqueza a favor de nuestro PIB por vía de los mencionados rubros tiene que continuar y crecer aún más, pero al mismo tiempo se necesita con urgencia que las autoridades del Ministerio de Medioambiente, el Ministerio de Salud Pública, el Ministerio de Educación, productores agrícolas y la población misma, busquen una salida y una rápida solución al grave problema que están provocando el uso de éstos agroquímicos.
Que por cierto, hay otro problema no menos importante y es que básicamente para la producción de arroz se utiliza mucha agua y esto también está aniquilando ríos como el Cenoví que ya prácticamente no existe, arroyos, cañadas y otros afluentes, por lo que llamo la atención del Ministerio de Medioambiente para que también eche una miradita a esa parte.
Es muy preocupante que por años venimos observando reportes por la prensa dando cuenta de esas intoxicaciones masivas de estudiantes, profesores y personal administrativo de las distintas escuelas y centros de estudios que están ubicados en los alrededores de dichos sembradíos; especialmente en ciudades como San Francisco de Macorís, la Vega y otras en donde constantemente estudiantes están sufriendo la consecuencia de estos envenenamientos, por lo que se hace necesario que se actúe con la urgencia y seriedad que amerita la grave situación de la cual estamos hablando.
Una solución podría ser por ejemplo que las fumigaciones se realicen en horario en el que no haya clase, porque es obvio que la parte humana siempre es lo más importante ante cualquier situación, pero frente a la realidad de referencia también es obvio que la producción de arroz y otros productos tampoco puede detenerse, por lo que la búsqueda de una solución a la problemática es ciertamente urgente.
Así que todos tenemos la responsabilidad de resolver el problema, ya que el mismo nos afecta a todos y hay que reconocer que ambos sectores, productores y estudiantes son necesarios para el desarrollo de nuestro país, porque estudiantes, productores y la población, todos desde su realidad aportan para hacer nuestra nación cada vez mejor y más grande; de manera que todos juntos evitemos una desgracia, porque esas intoxicaciones se están haciendo muy asiduas debido al uso de éstos agroquímicos.