Orlando Martínez: 50 años de un crimen que marcó la lucha por la libertad de prensa en RD

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Santo Domingo. – Hoy se cumplen 50 años del asesinato de Orlando Martínez Howley, un crimen que dejó una huella imborrable en la historia de la República Dominicana y en la lucha por la libertad de expresión. Su legado, simbolizado en la célebre frase «Las ideas no se matan», sigue resonando como un llamado a la resistencia frente a la censura y la represión.

El periodista incómodo

Nacido en Las Matas de Farfán en 1944, Orlando Martínez se formó como periodista en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en medio de la convulsa década de los 60. Militó en el Partido Comunista Dominicano (PCD), aunque con el tiempo se alejó de la política partidaria para ejercer un periodismo independiente y combativo.

Desde su columna «Microscopio», en el diario El Nacional, denunció la corrupción y los abusos del gobierno de Joaquín Balaguer, lo que le convirtió en una figura incómoda para el régimen. Poco antes de su muerte, escribió:

«En este país, el que dice la verdad es hombre muerto. Pero hay que seguir diciéndola.»

La lucha por la justicia

El asesinato de Orlando Martínez, ocurrido el 17 de marzo de 1975, fue un caso emblemático de represión política. No fue hasta el año 2000, bajo el gobierno de Hipólito Mejía, que el expediente fue reabierto. Los militares Mariano Cabrera Durán, Rafael Lluberes Ricart y Joaquín Pou Castro fueron condenados como autores materiales, pero los responsables intelectuales nunca fueron juzgados.

El entonces presidente Joaquín Balaguer guardó silencio sobre el caso. En sus memorias, dejó una página en blanco en la sección donde debía referirse al crimen, prometiendo que alguien revelaría la verdad tras su muerte en 2002. Sin embargo, esa revelación nunca llegó.

Durante el juicio, salió a la luz una carta que Orlando había escrito a su madre:

«Si alguna vez me matan, dile a la gente que sigan. Que las cosas cambiarán.»

Un legado disputado

Su asesinato convirtió a Orlando Martínez en un mártir de la lucha por la democracia y la libertad de prensa. Su figura fue adoptada por el Partido Comunista Dominicano, aunque historiadores y colegas sostienen que en sus últimos años había optado por una crítica independiente, tanto contra el gobierno como contra los partidos.

El historiador Frank Moya Pons lo describe como un periodista comprometido con la verdad:

«Orlando era un hombre de izquierda, pero había elegido el periodismo como su compromiso central. Ejercía desde una ética de la independencia.»

Memoria viva

medio siglo de su asesinato, su legado sigue intacto. Cada 17 de marzo, periodistas, estudiantes y ciudadanos visitan su busto en la Avenida José Contreras para rendirle homenaje y recordar su inquebrantable lucha por la verdad.

El periodista Juan Bolívar Díaz, quien compartió con él sus últimos días, recuerda sus palabras premonitorias:

«Yo sé que me van a matar. Pero no puedo dejar de escribir.»

El empresario Frank Rainieri, amigo cercano de Orlando, también destaca su integridad:

«Orlando Martínez fue un buen amigo tanto mío como de mi esposa Haydée. Con frecuencia compartíamos y recuerdo vívidamente su gran capacidad de análisis, su jovialidad, pero sobre todo su entereza ética.»

Cinco décadas después, Orlando Martínez no es solo una víctima, sino un símbolo de la resistencia periodística. Su mensaje sigue vigente: las ideas no se matan.

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