La guerra en curso entre Israel y Hamas no solo amenaza con convertirse en un conflicto regional, sino que también está afectando el equilibrio de poder global, con consecuencias impredecibles a largo plazo. Esta situación está exigiendo al máximo los recursos de Estados Unidos y Europa, al mismo tiempo que alivia las presiones sobre Rusia y crea nuevas oportunidades para China.
Mientras la situación se desenvuelve, es esencial comprender el impacto geopolítico que este conflicto está teniendo. Rusia se beneficia del foco en el aumento de víctimas palestinas y utiliza la supuesta hipocresía de Occidente para cuestionar su posición internacional, afirmando que Occidente condena la masacre de civiles en Ucrania pero apenas menciona el accionar de Israel en Gaza. Este cambio de tono en la relación de Putin con Israel y su diplomacia le permiten a Rusia posicionarse como líder del movimiento global contra el «neocolonialismo» occidental.
China también ha abrazado la causa palestina y ha roto sus relaciones previamente cordiales con Israel. El aumento de conflictos internacionales ofrece a China una oportunidad para presentarse como una alternativa atractiva a Estados Unidos, socavando la imagen de este último y debilitando su posición en el escenario mundial.
India, que se había acercado significativamente a Israel en los últimos años, se encuentra en una posición incierta debido a la escalada del conflicto. Los planes de un corredor de tránsito que rivaliza con el proyecto chino de la Nueva Ruta de la Seda han quedado en el aire, y la relación entre India e Israel se ve tensa.
Europa también se ve afectada por la crisis, ya que existe el riesgo de una crisis energética si se restringe el acceso al gas y petróleo de Medio Oriente. Además, existe la preocupación de que el conflicto en Medio Oriente desencadene una nueva ola de violencia por parte de grupos militantes islamistas en Europa.
Esta crisis es un recordatorio de la importancia de Estados Unidos en la región y en el mundo. Mientras China y Rusia buscan sacar ventaja de la situación, Estados Unidos se mantiene como un actor fundamental en la resolución del conflicto.
En resumen, la guerra en Medio Oriente está causando un profundo impacto en la geopolítica global, reconfigurando alianzas y poniendo a prueba el poder de las principales potencias. El resultado a largo plazo sigue siendo incierto, pero es crucial prestar atención a las implicaciones geopolíticas de este conflicto en evolución.
